El pasado fin de semana, 10 y 11 de junio, los jóvenes de Lifeteen hemos disfrutado de nuestra última convivencia del curso en la casa de espiritualidad Rivotorto.
Durante estos días hemos disfrutado de una piscina para combatir al calor, hemos compartido experiencias y anécdotas, hemos jugado juntos; pero, sobre todo, hemos dado gracias a Dios por todo lo que nos ha regalado en este curso. Comenzamos el sábado con la celebración de la Santa Misa, que muchos de nosotros describimos como el primer abrazo del Señor en estos días. La luz del sol, el canto de los pájaros y la belleza del paisaje, hicieron de aquella celebración un auténtico regalo.
Por la noche tuvimos un Alabanza, un modo de oración nuevo que no conocíamos, pero que muchos de nosotros llevábamos tiempo pidiendo. En lo personal, tengo experiencia de adoraciones, pero esta Alabanza despertó algo muy especial en mi corazón. ¡Qué gozo, qué abrazo, qué feliz, cuánto amor, cuánta misericordia!
Al acabar la Alabanza, la felicidad y el amor de Cristo resucitado podía verse en las caras de cada uno de los jóvenes, de los catequistas, y cómo no, de los frailes. Tanto fue el gozo que nos unimos todos a cantar, a bailar, a disfrutar juntos del mayor regalo que se nos ha dado: la vida. Aún después del agotador día, de las horas de sueño que a muchos nos faltaban, del dolor en las piernas, la alegría y el gozo que habitaba en nosotros iba mucho más allá. Cantamos, reímos, disfrutamos; y así acabó nuestro primer día.
Llegó el domingo y después de desayunar, y rezar laudes, volvimos a Madrid para celebrar juntos la Solemnidad del Corpus Christi y el día de la Parroquia. Allí, nos unimos a la celebración de toda la comunidad y disfrutamos de una rica paella para más de 500 personas en la Plaza de los Franciscanos. Como nos dijo nuestro párroco, ¡qué acierto habernos juntado toda la parroquia para acabar esta inolvidable convivencia!
Terminamos contentos, sabiendo que con la convivencia no se acaba Lifeteen sino que empiezan las actividades del verano: el Guitar Camp, el Campamento del Atazar, el Campo de Trabajo con las Agustinas de la Conversión… y cómo no, la esperada JMJ en Lisboa!!
¡¡Allí nos vemos!!
Juan Calero
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