Con motivo de la fiesta del fundador de la Milicia de la Inmaculada (M.I.), san Maximiliano María Kolbe, el 14 de agosto, el Asistente Nacional, Fray Jesús Mari Jiménez, dirige su carta anual a los Mílites de la Inmaculada, extensible a todas las personas que aman a la Virgen Inmaculada.

Hermanos, paz y bien a todos los que amáis a la Inmaculada y a San Maximiliano María Kolbe.

Un año más, celebraremos felices la fiesta del fundador de la Milicia de la Inmaculada (M.I.), san Maximiliano María Kolbe. Él es un gran maestro de vida que nos instruye en afrontar las distintas situaciones que se nos presentan, para que sean provechosas, nos santifiquen, las vivamos desde Dios y en comunión con nuestra Señora. No deja de enseñarnos que Dios es el más alto valor, el único tesoro de nuestra vida. Y su decisión fuerte y consciente era la de ser santo. Sabía que no era fácil y que sólo la cercanía con Dios era lo más importante; todo lo demás, un medio. Tenía grabado en su alma que era propiedad absoluta, incondicional, ilimitada e irrevocable de la Inmaculada, era un instrumento en sus manos, y a Ella acudiría con total confianza y aceptación.

En su afán apostólico y misionero, fundó en enero de 1922 la revista “El Caballero de la Inmaculada”, de cuyo primer número celebramos este año el centenario. Deseaba que fuera un vínculo para todos los miembros de la MI, y a su vez orientada a promover el amor a María en la tarea de convertir almas para Cristo. En España, antes de la pandemia, publicamos varios números de “El Caballero de la Inmaculada” que se distribuían en hospitales, cárceles, parroquias y hasta en las bocas del Metro. Ahora, se publica en Internet, realizado por la MI de distintos países de Hispanoamérica. Está abierta a la colaboración de cualquier mílite de España.

Durante el curso, hemos celebrado mensualmente la plegaria “Sábado con la Inmaculada” en distintas sedes de España. En Madrid, siguiendo el ritmo habitual de hace muchos años: acogida del presidente, Miquel Bordas, y presentación de las noticias de la Iglesia o que atañen a la MI; formación, oración del rosario, exposición del Santísimo Sacramento con adoración, alabanza y bendición, y finalizamos con un canto a la Virgen.

Este año, el hilo conductor ha sido un hermoso lienzo de Simon Vouet: “La Virgen, el Niño, santa Isabel, san Juan Bautista y santa Catalina de Alejandría”. Este lienzo nos ha ayudado a hacer camino, las reflexiones nos han llevado a los núcleos de la fe, a un vivir en cristiano de la mano de María.

Las miradas representadas en ese cuadro. ¡Qué miradas, Dios mío! Se ve cómo el pequeño Juan mira a Jesús, y sus manitas unidas están dirigidas a Él. Nos reconocemos en esa actitud de amor atraídos por Jesús, nuestro Señor. Y Jesús le acoge en un abrazo que nos revela su ternura de Dios, su amor incondicional para nuestro mundo, tantas veces herido de desamor… Ya nada hay en el hombre que no sea asumido y amado por Dios. Recordamos que san Carlos de Foucauld, Santa Maravillas, San Maximiliano María siguen la misma senda de salvar almas, del olvido de sí, de colaborar con Jesús, de conquistar almas para su Sagrado Corazón… “¡Señor atráenos, gánanos el corazón, que nuestra vida sea para mayor amarte y servirte!”

En el cuadro, la mano de santa Isabel señala a María, es a Ella a quien tenemos que mirar. Isabel representa a los creyentes de todos los tiempos y quiere decirnos: aprende de Ella, confíate a Ella, conságrate a Ella, da testimonio de María.

A lo largo de la vida, cuántas personas nos puso Dios que nos acercaron y nos desvelaron a María, y nos ayudaron a reconocer su solicitud maternal para con todos, fiel al encargo de su Hijo.

Este año hemos celebrado la Asamblea Nacional el último fin de semana del mes de mayo.  Han asistido representantes de Barcelona, Murcia, Yepes, Alcalá de Henares, Granollers y Madrid. Han sido preciosos momentos de confraternizar y compartir las actividades de cada grupo local.  Ha sido electiva, se ha renovado el consejo de la MI nacional por un cuatrienio. Presidenta, Cristina Monsalve; Vicepresidente, Miguel Ángel González; Secretaria, Almudena Rueda; Tesorero, José García; Vocales, María Ángeles González y Juan Carlos Mollejo.  La alegría fue grande el último día en la Eucaristía, presidida por el p. Provincial, Fray Juan Antonio Adánez, cuando se consagraron a la Virgen Inmaculada siete personas.

A los pocos días, unos brotes que estaban despertando en Valladolid, se hicieron realidad, creando un nuevo grupo asistido por Fray Jordi Alcaraz. Se consagraron once personas llenas de amor a la Inmaculada, con el ardor misionero de San Maximiliano María.

Y más gracias que recibimos de nuestra Madre, mediadora de todas las gracias, la visita fraterna del Asistente internacional, Fray Gilson Nunes, que se acercó a nuestras comunidades de Barcelona y Granollers y ha asistido en Yepes a la consagración de once varones, con la participación del párroco D. Emilio Palomo, y que, igualmente bendecidos por el Espíritu Santo, ya han comenzado su labor apostólica.

De vuelta a Madrid, el p. Gilson, presidió la plegaria de oración del último “Sábado con la Inmaculada” y tuvo una charla, animando a todos los mílites a la oración que es la base que sostiene nuestra misión, la consagración diaria a la Inmaculada y dejarse guiar por Ella. También asistimos a la gozosa consagración de siete nuevos mílites.

Al finalizar este curso, no tenemos más que palabras de agradecimiento al Señor y a Santa María, que nos levantan de nuestras caídas y nos dan, con amor, el ánimo para perseverar en esta empresa que no es nuestra, es únicamente de Ella, la Virgen Inmaculada.

“¡Sólo el amor crea!” (San Maximiliano María Kolbe)

Finalizando esta carta, os bendigo, y lo haré en la fiesta de san Maximiliano María Kolbe. A su intercesión os confiaré, queridos mílites, y le confiaré la labor de los asistentes, con la certeza de contar siempre con su valiosa enseñanza, intercesión y apoyo.

Hermanos milites y hermanos asistentes, me confío a vuestra plegaria. Muchas gracias por vuestra entrega vocacional, sois milites de nuestra Señora.

Un abrazo muy grande,

Fray Jesús María Jiménez Martínez, asistente nacional de la MI.